Los selfies han existido desde siempre, sin embargo con la llegada de las cámaras frontales en los teléfonos es que esta actividad se ha popularizado hasta llegad a niveles insospechados. Tanto es el auge que tienen los selfies que hasta estudios hacen para analizar el comportamiento de las personas.
Muchos podrían decir que los que se toman selfies son vanidosos. Pero, todos sabemos que el selfie en la actualidad es el mejor registro que se puede tener de un momento en el que queremos ser protagonistas.
Para muchos los selfies son sinónimos de narcisismo, sin embargo, la verdadera motivación detrás de la obsesión de la cultura moderna con los autorretratos digitales es mucho más compleja que eso. Incluso muchos han hecho de los selfies todo un arte. Ejemplo: Kim Kardashian.
Investigadores con mucho tiempo libre y sin otra cosa qué investigar de la Universidad Brigham Young realizaron un estudio sobre las diferentes reacciones que llevan a las personas a tomarse selfies o autoretratos.
46 personas, que seguramente también tenían mucho tiempo libre y sin otra cosa qué hacer, fueron participes de este estudio. Sus respuestas fueron evaluadas e identificaron tres motivaciones arquetípicas entre aquellos que toman y comparten selfies...
Comunicadores: Los comunicadores comparten selfies como una manera de conectarse y abrir un diálogo con sus seguidores. Aquellos que quieren enviar un mensaje por ejemplo en las elecciones de USA con pegatinas de Vote.
Autobiógrafos: Los que pertenecen a esta categoría usan selfies como una herramienta para documentar sus vidas y registrar momentos y recuerdos significativos.
Auto-publicistas: A pesar de la creencia comúnmente sostenida que las selfies son sintomáticos de un gran ego, los self-publicists son realmente el más pequeño de los tres grupos. Aman documentar sus vidas y al mismo tiempo esperan presentarse a sí mismos y a sus historias en una luz positiva.