Desde su trono de guitarras, Dave Grohl regresó a los conciertos de rock, con todo y su fracturada pierna derecha, para actuar anoche, con su banda Foo Fighters, en el RFK Stadium de Washington.
Tras cancelaciones de sus shows europeos, incluida su participación en el festival británico de Glastonbury, a raíz de su accidente en escena en Gotemburgo, Suecia, el 12 de junio pasado, el ex integrante de Nirvana reapareció con su extremidad cubierta por un yeso púrpura y sentado, cual monarca, en un trono pletórico enmarcado por luces y mástiles de guitarras.
La imagen del músico estadunidense de 46 años sentado en escena es inevitable ser asociada con la popular y épica serie de HBO, Game Of Thrones, (Juego de Tronos), sobre un disputado trono forjado con el acero de mil espadas.
Con un literal majestuoso regreso, Foo Fighters está de vuelta, con su vocalista y guitarrista insignia, para celebrar con su gira en directo los 20 años de la banda y su más reciente álbum Sonic Highways.